Nos encontramos ante el barrio madrileño de Fuencarral B, concretamente, en la situación proyectada por el arquitecto Alejandro de la Sota en el año 1955.
Viajando en el tiempo, observamos como este barrio ha sido mayormente demolido por un problema de densidad de población que había en dicha área. Ante este inconveniente, planteamos un proyecto que nos permite evitar esta demolición.
Se trata de una cooperativa de viviendas que crean un tejido residencial totalmente crecedero, tanto en número de casas como en número de habitaciones, siendo estas inicialmente 86 habitaciones que pueden llegar a ser 344 en el mismo número de viviendas. Es decir, una vivienda puede pasar de tener un dormitorio a estar ocupada por una familia numerosa. Las familias que habitan esta cooperativa son personas que trabajan en los talleres y comercios de la zona, proporcionados por el agente informal.
Estas viviendas están construidas por elementos prefabricados que hacen mas fácil la expansión de la edificación.
