Este proyecto propone un conjunto de viviendas en diálogo directo con la laguna, articuladas por un bordemar que recorre su orilla. Entre el agua y el parque, se despliega una arquitectura que combina espacios domésticos y servicios abiertos al público, generando un paisaje habitable, diverso y activo. La organización responde al entorno natural, priorizando la accesibilidad, la convivencia y la relación armónica con el territorio.

Espacios abiertos al paseo, al encuentro, al intercambio. La planta baja se funde con el bordemar, invitando a habitar el límite entre el agua y la ciudad.

Sobre lo común, lo íntimo. Las viviendas se elevan para ofrecer recogimiento, vistas y silencio. Una segunda capa más serena que mira hacia la laguna y el parque.

Gestos simples, decisiones precisas. Los esquemas revelan cómo se estructura el proyecto desde lo esencial: acceso, usos, límites y vínculos con el entorno.

Una visión total que revela el tejido del proyecto: arquitectura, paisaje y vida cotidiana entrelazados en una misma secuencia, con el bordemar como hilo conductor.