Sinergea surge de la unión entre sinergia , el trabajo colectivo hacia algo mayor, y Gea, diosa de la Tierra. Es un ecosistema arquitectónico formado por tres módulos iguales en forma, pero distintos en función: un invernadero, un fungario y un mariposario.


Cada módulo es una cápsula de vida, especializada en un reino natural diferente: el vegetal, el fúngico y el animal. Juntos generan una red de relaciones ecológicas y simbólicas, en la que lo vivo se cuida, se observa y se transforma en conocimiento.


En cada módulo habitarán temporalmente una o dos personas, científicos, naturalistas o simplemente personas interesadas en este mundo. Su estancia será breve pero intensa: una experiencia de conexión, de aprendizaje mutuo entre humanos y ecosistemas.
El invernadero es un espacio abierto a la luz, dedicado al crecimiento de plantas y a la energía que se expande hacia el exterior. En contraste, el fungario es un lugar íntimo y sombrío, donde la oscuridad propicia la descomposición, la simbiosis y la regeneración. El mariposario, como tercer elemento, se sitúa entre ambos: es movimiento, metamorfosis, polinización, vínculo.


La arquitectura de los módulos no busca representar lo natural, sino sumergirnos en él. Las estructuras inclinadas, las telas colgantes y las barras tensadas generan un espacio difícil de describir, casi onírico. Estar dentro es como habitar otra lógica, un lugar fuera de lo común donde lo sensorial y lo estructural se entrelazan.


Sinergea es una alianza entre especies, entre mundos, entre humanos y territorios vivos. Es un laboratorio de convivencia, una invitación a imaginar otras formas de habitar la Tierra.
