Este proyecto propone una rehabilitación tanto estructural como vital-espiritual vinculado a un recorrido a través de la naturaleza, donde la arquitectura y el paisaje se integran para generar una experiencia transformadora con un inicio y un final más allá de lo habitado. El espacio genera una comuna autosostenible por los mismos habitantes de ella, donde el sustento es generado además de productos adicionales que podrán ser vendidos en el exterior, creando así el vinculo con el exterior, que no va mas allá. El camino inicia en un acceso marcado por un invernadero y espacios vegetales e una plaza exterior que genera un mercado, simbolizando el umbral entre lo cotidiano y lo trascendental. A lo largo del recorrido, diversas edificaciones ofrecen experiencias vitales que invitan a la introspección, la conexión con el entorno y la reflexión personal, además de ser útiles para la convivencia y supervivencia de la sociedad. La propuesta busca potenciar el vínculo entre el ser humano, la naturaleza y la espiritualidad a través de una secuencia espacial cuidadosamente diseñada, siempre en torno a la autosuficiencia y la convivencia.

En las ruinas nos encontramos tres tipos de actuaciones: rehabilitar, reconstruir y parasitar.
En la primera intervención se han recogido todas las ruinas aptas para se rehabilitación pero sin reconstruir, siendo la mayoría de ellas. Estos edificios abandonados han sido reformado con dotaciones necesarias para la vivencia en comunidad.
La segunda intervención, consta de reconstruir los edificios total o parcialmente dañados. Al igual que anteriormente, han sido dotados de usos para los habitantes de la comuna autosostenible.
Por último, la intervención más grande. Se han usado tres escalas distintas de proyectar en este caso (S, M, L). El gran invernadero que cruza la comuna y crea el recorrido tanto de los habitantes como de los visitantes, ha sido pensado en sección y alzado. Tiene una característica forma en sus tejados y alberga un espacio útil para las dos clases de usuarios. Las pasarelas tanto de las viviendas como de los tres grandes espacios comunes enlazan experiencias espaciales y lugares importantes en la comuna. Las reconstrucciones de los edificios en ruinas se han considerado un parásito de menor tamaño dada su definición.
Además de estas intervenciones, se ha trabajado en el espacio más allá de las ruinas. Se ha generado un pequeño mercado sobre una plaza dura en la entrada del recinto antes de entrar por la única entrada que es el invernadero. Se ha habilitado un parking de coches enfrente de las ruinas donde había un descampado en desuso.
El recorrido no acaba en la comuna si no que sigue más allá hacia otras intervenciones de mis compañeras. Esto genera esa continuidad espiritual de camino que recorrer con constantes experiencias vitales tras ello.
La comuna en su totalidad genera un espacio vivo y conexionado gracias a la preexistencia de las ruinas, su intervención y parasitación, pero lo que verdaderamente mantiene vivo y fresco el espacio son los habitantes de la comuna y los visitantes que van a ella. Todo ello siendo un ejemplo de reflorecimiento tanto de los edificios, como del espacio y de las personas.