Este proyecto no es solo un conjunto de construcciones, es una declaración de principios: sobre cómo queremos vivir y cómo queremos relacionarnos con el espacio habitable , sobre qué significa habitar un espacio natural sin imponerle ritmos.
Ruta 13 parte de una necesidad clara: conectar dos intervenciones independientes pero complementarias. Por un lado, el espacio de rehabilitación impulsado por una compañera, por otro lado, el pabellón de meditación y mindfulness de otra compañera.
El recorrido que une estos dos puntos es algo más que un simple camino. Con una longitud aproximada de medio kilómetro, se plantea como un eje estructurador del conjunto. Su trazado responde tanto a la topografía como a los usos previstos: caminar, contemplar, detenerse. A lo largo del trayecto, se dejan ver pequeños hitos visuales y posibles espacios de pausa, que fomentan una relación pausada con el entorno.
En torno a este eje se despliega una propuesta de alojamiento modular, concebida bajo criterios de sostenibilidad, eficiencia energética y mínima alteración del entorno. Ocho módulos están destinados a albergues. Estos módulos cuentan con habitaciones compactas de habitabilidad esencial: zona de descanso, aseo mínimo, apertura hacia el paisaje.
Además de los albergues, el conjunto incluye espacios comunes clave: Una biblioteca-taller, que funciona como espacio de conocimiento compartido, equipada para talleres, lecturas o trabajos colaborativos. Una sala de ocio y descanso común, pensada como lugar intersticial, polivalente, adaptable a usos espontáneo. Una cocina-comedor, corazón social del proyecto, diseñada para facilitar el encuentro, la comida colectiva y la autogestión. Un punto de información y descanso para los trabajadores. Dos miradores actúan como remates paisajísticos del conjunto. Uno de ellos se orienta hacia las lagunas, ofreciendo una relación directa con el agua y el segundo se orienta hacia una zona densamente arbolada.
Este proyecto parte de una mirada ecológica e integradora. No se trata de “edificar” en un espacio natural, sino de habitarlo con el menor impacto posible, ofreciendo infraestructura suficiente para experiencias prolongadas sin alterar la identidad del lugar. La arquitectura aquí no busca protagonismo, sino permanencia en equilibrio.
