En un terreno con desnivel, surge un espacio diseñado para las necesidades de las familias jóvenes. Estas viviendas enterradas se integran en el entorno natural, son sostenibles y proporcionan calidad de vida.

El diseño se articula entorno a un patio central, un espacio luminoso y abierto que conecta todas las viviendas, a través del cual se encuentran los accesos a las mismas. Este patio es un espacio compartido, donde la luz natural y el aire circulan libremente.

Por otro lado, la organización interna de las viviendas responde a una secuencia de bandas planeadas optimizando la funcionalidad.
Banda social: al cruzar el patio central, el espacio se abre a la banda del salón, inundado de luz natural y configurado para la vivienda.
Banda de servicios: hacia el interior, donde la luz disminuye de forma intencional, se encuentran la cocina, los baños y los armarios. Esta zona, pensada como un corredor funcional, optimiza el uso del espacio en la parte más sombreada de la vivienda.
Banda privada: la vivienda se abre hacia un patio privado, iluminando las habitaciones y estudios. Esto asegura una ventilación cruzada y un equilibrio perfecto entre privacidad y conexión con el exterior.

Encontramos dos tipos de vivienda, diferenciadas por dimensiones y configuración que responden a la diversidad de estructuras familiares:
-Viviendas pequeñas de 10×10 m con dos habitaciones, ideales para parejas o familias emergentes.
-Viviendas grandes de 15×10 m con tres habitaciones, pensadas para familias con crecimiento.
Ambas tipologías comparten una profundidad de 3 metros, aprovechando el aislamiento térmico natural del terreno.
