El proyecto se articula en torno a un oasis central que actúa como nodo simbólico y funcional del conjunto. A partir de este punto, una modulación de hábitats se despliega siguiendo las curvas de nivel del terreno, en una operación que geometriza y ordena el paisaje sin negarlo. Esta estrategia permite una integración respetuosa con la topografía, donde la arquitectura se adapta al terreno en lugar de imponerse sobre él.
Los hábitats están envueltos por muros cálidos que abrazan el espacio y definen un límite permeable entre interior y exterior. En estos cerramientos, superficies opacas y elementos acristalados se combinan en una composición cuidadosamente controlada que regula la entrada de luz natural, las vistas y los reflejos sobre los planos de agua circundantes. Esta relación entre materia, luz y paisaje genera una atmósfera contemplativa y serena, donde la arquitectura no interrumpe el entorno, sino que lo amplifica.

La propuesta se compone de tres tipologías habitacionales replicables, diseñadas para ser insertadas tanto en la curva de nivel como en el tejido natural existente. Cada unidad modular incorpora una cápsula de servicios compacta que organiza internamente el espacio y permite mantener la privacidad entre los distintos módulos. Esta privacidad se ve reforzada por una disposición cuidadosa que alterna la orientación y la distancia entre unidades, creando una sensación de intimidad sin aislamiento.

Los hábitats están envueltos por muros cálidos que abrazan el espacio y definen un límite permeable entre interior y exterior. En estos cerramientos, superficies opacas y elementos acristalados se combinan en una composición cuidadosamente controlada que regula la entrada de luz natural, las vistas y los reflejos sobre los planos de agua circundantes. Esta relación entre materia, luz y paisaje genera una atmósfera contemplativa y serena, donde la arquitectura no interrumpe el entorno, sino que lo amplifica.

«Habitar la curva» no es solo un ejercicio de ocupación del territorio: es una propuesta para habitar el paisaje desde la delicadeza, la repetición tipológica y la sensibilidad hacia lo natural y lo topográfico.